El 8 de octubre de 1967, Ernesto Guevara de la Serna, libró su útimo combate por la liberación de los pueblos oprimidos del mundo.
El Che, como cariñosamente lo llamaron los cubanos, fue un combatiente revolucionario que demostró sus dotes de estadista, escritor y médico. Su vida, conducta y pensamiento lo convierten en paradigma de millones de hombres y mujeres. Larga fue su trayectoria revolucionaria en Cuba y otros países del mundo.
Durante los primeros años del triunfo de la Revolución cubana, fue designado Presidente del Banco Nacional de Cuba y Ministro de Industrias. Presidió delegaciones cubanas que visitaron diversos países y fue representante del gobierno revolucionario en importantes eventos nacionales e internacionales.
En 1965 dirigió un frente guerrillero en el Congo contra la intervención de los mercenarios blancos y sus aliados locales, lo que no fructificó y regresa a Cuba, donde comienza a organizar el destacamento que más tarde lo acompañaría a iniciar la lucha de guerrilla en Bolivia. Tras una desgastante campaña de varios meses cayó prisionero de las tropas bolivianas en la quebrada del Yuro y al día siguiente de su captura fue asesinado.
Sus restos fueron ubicados en el año 1997, por el trabajo conjunto de especialistas cubanos-argentinos-bolivianos-italianos, luego fueron trasladados a La Habana, y recibidos en solemne homenaje de todo el pueblo y; posteriormente fueron depositados en el Complejo Monumentario Ernesto Che Guevara ubicado en la ciudad de Santa Clara, donde yacen en la actualidad.
El Che, con el paso de los años ha devenido como fuente de inspiración y motivación para disímiles creadores cubanos y extranjeros, y aunque en ocasdiones marchara a otras tierras del mundo para defender causas justas, aquí en Cuba, se quedó por siempre su entrañable presencia.
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