El lavado de activos es un delito complejo que busca dar apariencia legal a dinero obtenido mediante actividades ilícitas. Este flagelo puede infiltrarse en diversos sectores de la economía, desde la banca hasta profesiones legales y contables, aprovechando las vulnerabilidades de los sistemas financieros y comerciales.
En el caso cubano, el Decreto-Ley No. 317, de fecha 7 de diciembre de 2013, estipula al Banco Central de Cuba como autoridad rectora para establecer las directrices que resulten necesarias con el objetivo de prevenir el uso del Sistema Bancario y Financiero cubano para la legitimación de activos provenientes de actividades ilícitas, incluido el lavado de activos, el financiamiento al terrorismo, a la proliferación de armas y otras relacionadas de similar gravedad.
Estas operaciones sospechosas no siempre son evidentes, pero presentan características inusuales que encienden las alertas. Algunos ejemplos reales incluyen: operaciones con fondos de origen desconocido o sin justificación económica, movimientos inusuales en cuentas (depósitos/retiros fuera del perfil del cliente), uso de estructuras complejas para ocultar beneficiarios reales, clientes que evaden identificarse o proveen información falsa y transacciones fragmentadas para evitar límites de reporte, entre otras.
En el sector inmobiliario, una señal clásica es la compraventa de un inmueble muy por encima o por debajo de su valor de mercado, con pagos en efectivo inexplicables.
La vigilancia recae en primera instancia sobre los denominados "Sujetos Obligados". Estas entidades (bancos, casas de cambio, abogados, notarios, contadores, entre otros) tienen la responsabilidad de monitorear continuamente a sus clientes y la operatoria de sus cuentas para identificar operaciones sospechosas, luego analizar si la operación
carece de explicación razonable, para lo cual deben hacer la recopilación y análisis primario de la información complementaria y reportar a la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) en un breve plazo desde la detección del evento inusual o sospechoso.
El proceso interno es meticuloso. Tras detectar una operación inusual, el Sujeto Obligado debe redactar el Reporte de Operación Sospechosa, de manera clara, concisa que recree el contexto en el cual se identifican las señales de alerta y basado únicamente en hechos objetivos, evitando opiniones o juicios subjetivos.
La confidencialidad es crucial, pues bajo ninguna circunstancia se debe informar al cliente sobre el reporte.
Además de la capacitación del personal para la realización de este documento, la calidad de un reporte es vital para que las autoridades puedan investigar con eficacia. El mismo incluye datos exactos del cliente y del Sujeto Obligado, una descripción detallada de la operación (fecha, monto exacto, método de pago) y, lo más importante, una narrativa clara de los hechos que generan la sospecha. Por ejemplo: El cliente X depositó $9,800 USD en efectivo alegando la venta de un vehículo, pero no presentó comprobante y su perfil salarial no coincide con el monto. Adicionalmente, el cliente intentó realizar otro depósito por $9,500 USD al día siguiente.
Todos estos reportes son canalizados hacia la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) del país. En Cuba, este órgano es la Dirección General de Investigación de Operaciones Financieras (DGIOF), perteneciente al Banco Central de Cuba. La DGIOF recibe, centraliza y analiza los Reportes de Operaciones Sospechosas, solicita información adicional, así como disemina Informes de Inteligencia Financiera a las autoridades competentes por vías protegidas, cuando los mismos involucren activos sobre cuya procedencia existan sospechas de ilicitud.
Para agilizar este proceso, la DGIOF implementa la Plataforma segura de Captación Automatizada del Reporte de Operación Sospechosa (CAROS), diseñada para la captación web de los reportes provenientes de los Sujetos Obligados, de manera estandarizada, e introducirlos digitalmente y de modo seguro al proceso de análisis.
La información complementaria del reporte se recibe cifrada a través de la herramienta ARCANO, debiendo especificar en el nombre del fichero adjunto, el número del reporte y el sujeto obligado que lo envía.
La lucha contra el lavado de activos es una cadena donde cada eslabón -detección, análisis, reporte e investigación- es esencial. La colaboración entre los diferentes sectores y actores económicos de una sociedad es la herramienta más poderosa para desmantelar los flujos financieros ilícitos y proteger la integridad del sistema financiero.
Tomado de Boletín No. 108 de Antilavado de Activos
https://www.bc.gob.cu//storage/boletines-bcc/August2025/6omXZwAKoibqtDfXNI3u.pdf