" A mi no me gusta que se me cierren las puertas, yo las abro porque pienso que así me crezco como profesional y como persona".
Perseverante, consagrada, empática, aguda en sus comentarios, pero con las emociones a flor de piel, son características que describen a Roxana Montero Beltrán. Una mujer amante del magisterio, de defender con fervor sus ideas y que desborda un sentido de pertenencia por el sistema bancario al que ha dedicado alrededor de 30 años como profesional.
A propósito de la conmemoración por el Día Internacional de la mujer, nos acercamos a sus vivencias, su paso y legado en un sector estratégico para la economía cubana y resaltamos la valía de la mujer en cada obra que toca su mano.
Descubriendo vocaciones
Trabajar con niños, entenderlos y explicarles hasta la saciedad los contenidos fue el primer tránsito laboral de Roxana, quien inició su formación como profesora de escuela primaria. Aunque confiesa que fue una de las etapas más bonitas de su vida, "ya me llamaba poderosamente la atención aquellas grandes estructuras con columnas, que dan fortaleza y que inspiran seguridad y confianza", rememoró Montero Beltrán al referirse a los bancos.
No fue hasta el nacimiento de su hija mayor que se decide a cambiar su rumbo y comenzar la universidad, en un curso para trabajadores, en la especialidad de Economía.
Aparejado a los estudios Roxana continuó su vida laboral pasando por varias sucursales bancarias, recordando de manera especial la 2672 del Banco Popular de Ahorro, ubicada en Prado y Ánima, del municipio Habana Vieja.
"Allí me enfrenté a otro reto, trabajar con público. Atendí a los jubilados y a las personas que depositaban su dinero para obtener una fianza para sus familiares recluidos en prisión. Dos grupos con características muy diferentes, uno al que había que dedicarle demasiada atención y otro en el que, casi siempre las personas venían alteradas y predispuestas, teniendo en cuenta su situación".
"Además de ese trabajo, aprendí de todo. Rotábamos por los distintos puestos y recuerdo la primera vez que me enfrenté a contar dinero, que ahora con este proceso inflacional nos hemos acostumbrado a juntar bastante efectivo, pero en aquel momento todo entraba a una caja o al fondo operativo y lo recontaba varias veces por temor de que me faltara algo".
"En una de las etapas más difíciles que atravesó nuestro país en la década del 90 y con muy pocos ingresos monetarios en el plano personal, comprendí que una de las principales características del trabajador bancario era la honestidad, la consagración y el ser empático, ponerse en el lugar del otro", apuntó la Experta en Políticas.
En el año 96, pese a las dificultades y pruebas de la vida, que incluyó el nacimiento de su segunda hija en el tercer año de la carrera, Roxana culminó la licenciatura y obtuvo diploma de oro. Un año después se anunció en el Periódico Trabajadores un diplomado en el Banco Central de Cuba y entre los 30 estudiantes seleccionados se ganó un cupo.
En ese sentido, se refirió a la magnífica preparación que recibieron. "No solo aprendimos lo que es la macroeconomía, lo que es el mundo bancario, sino que esos profesores también nos transmitieron el amor hacia lo que es un banco central".
"Al concluir el diplomado yo me veía trabajando en la dirección de estadísticas económicas, de deuda externa, la división de operaciones internacionales, tesorería; y de pronto me dicen que voy a trabajar en la dirección de contabilidad escribiendo procedimientos contables. Eso me traumatizó, hasta lloré, pero de lo supuestamente negativo volví a sacar una buena experiencia".
"Mi responsabilidad era escribir los procesos que regirían buena parte del funcionamiento del Banco Central. Por lo que tuve que visitar diferentes direcciones, áreas de trabajo, conocer sus particularidades y entender los procesos como si se tratara de una gran fábrica de producción. Considero que estudiar la contabilidad desde mi óptica de Economía me ayudó a comprender el proceso de manera más integral", apuntó la también MSc. en Finanzas.
Tras 15 años de trabajo ininterrumpido en el área de contabilidad, desde el año 2012 hasta hoy, Montero Beltrán se desempeña como Experta en la Dirección de Sistema de pagos. "Esta área tiene dos elementos fundamentales, una de vigilancia de los sistemas de pago y otra de normativa regulaciones, así como el desarrollo de estos sistemas. He incursionado en ambas, hasta que me inserté en la elaboración del decreto ley de sistemas de pago en Cuba".
"La política se aprueba en el 2018 y tres años después comenzamos a escribir dicho documento. En plena pandemia nos reuníamos con nuestro nasobuco, tomando todas las medidas de protección, en una mesa grande distantes unos de otros porque teníamos la conciencia del deber, pero, a su vez, con mucho mucho temor a contagiarnos".
Recordar aquella etapa me trae gratos y dolorosos recuerdos -agregó con lágrimas en sus ojos- hubo pérdidas dolorosas para otros compañeros, las cuales asumimos como nuestras, pero ver el ímpetu y tesón de quienes con su dolor seguían trabajando, nos hizo combinar el consuelo con el deber y la conciencia de nuestra actividad".
Cambiar horizontes, aprender e incursionar en nuevos proyectos es parte de la actividad de Roxana, quien nos cuenta su interminable trayectoria que pareciera no tener fin. Así llegó a integrar el Grupo Líder de la Estrategia Nacional de Educacion Financiera (ENEF).
"Confieso que este grupo me ha cautivado, sobre todo, porque me permitió combinar mis conocimientos de banco y los financieros con mi formacion primaria: el magisterio. He vuelto a las aulas para lograr convencer de que la educación financiera es un proceso de aprendizaje y desarrollo que permite adquirir conocimientos, habilidades y hábitos en la gestión de sus finanzas personales y empresariales, con vistas a tomar mejores decisiones para el bienestar económico y social de las personas".
Reconoció que "el problema radica en la implementación de esta estrategia por parte de las instituciones, quienes no se articulan, no elaboran un plan de acciones concreto, ni se integran con compromisos institucionales efectivos para desarrollar contenidos propios que sean puestos a disposición de todos compartiendo la marca ENEF, relegando esta actividad a un segundo plano", apuntó.
En otro momento de la entrevista Montero Beltrán también se refirió a la necesidad de la preparación, superación y experticia de los trabajadores del sector. "Cuando pienses que te lo sabes todo, ahí está el problema. Un profesional no puede dejar de superarse, y esto debe ser entendido, como captar el curso correcto, que tribute, que aporte, así como apropiarse de los contenidos y aprovechar el tiempo al máximo. La superación no es un título".
Confiesa que a su edad "los deseos de estudiar no se me han dormido, que muchos colegas cerca de la jubilación dicen - ¿para qué seguir estudiando? A mí todo lo que me aporte a mi vida personal lo aprendo y me gusta ir a las esencias, conocer el por qué. Considero que para aprender también es necesario escuchar, aunque no estemos de acuerdo con el criterio de la otra persona. No debemos subestimar a nadie. Yo me estoy jubilando, pero pienso que el aprendizaje solo termina con la muerte", sentenció.
Con esta historia de vida queremos rendir homenaje y agradecer a una de las mujeres que por su labor ha sido un pilar en el Banco Central de Cuba. Espere nuevos materiales para juntos seguir conociendo la vasta trayectoria de Roxana Montero Beltrán.