Conocido cariñosamente como “el Guille”, Guillermo Gil Gómez, es una persona dispuesta a colaborar, ayudar y transmitir sus experiencias. Así fue la primera impresión que nos trasladó este fundador del Banco Central de Cuba (BCC), quien entre cifras y políticas monetarias ha encontrado no solo su profesión, sino su razón de ser.
Casi 30 años de labor avalan el sentido de pertenencia con el BCC de este hombre, licenciado en Economía -según nos confiesa, «por pura casualidad»-, tras un cambio de carrera universitaria.
«Muchos de mis amigos estudiaban materias afines. Luego los discursos del Comandante en Jefe Fidel Castro, en el año 1991, para explicar la cruda situación que atravesaba el país, me llevaron a devorar textos académicos y ver su importancia».
«Mi etapa universitaria fue dura, pero, a la vez, guardo muy buenos recuerdos de ella, de mi participación en todas las actividades, del estudio y el sacrificio y de crear nuevas amistades», rememora el director de Regulación y Estabilidad Financiera del BCC.
Nos confiesa que «pasado de edad», con 27 años, llegó al BCC, en 1996, justo un año antes de fundarse legalmente dicha institución bancaria, la cual ya estaba diseñada estructuralmente.
«He pasado por casi todas las áreas claves del banco y aunque muchos piensan que subvaloro la Facultad, reconozco que fue aquí donde me hice economista», afirma.
Otro momento esencial en la trayectoria laboral del Guille, fue su participación, hacia 2006, en la fase preparatoria de la Cumbre de los No Alineados y posteriormente, en 2007, integró los grupos técnicos para la creación del Banco del ALBA y el Sistema Único de Compensación Regional (SUCRE), proyectos que aún definen la integración latinoamericana.
«En el banco he hecho la carrera más larga de mi vida».
Preparación para asumir las tareas, superación, profesionalidad y disciplina son los elementos que para el Guille definen hasta hoy al Banco Central y por los que hay que seguir luchando en pos de preservar ese legado e inculcarlo a las nuevas generaciones.
«Al terminar la universidad, lejos de pensar que concluyó tu carrera, te das cuenta que empezaste otra y mucho más larga, sobre todo cuando conoces a personas con mucha experiencia en un mundo tan especializado como el de la banca. El trabajador de este ramo siempre debe prepararse, investigar y seguir estudiando».
También destaca, como otro elemento distintivo, que dicha institución siempre ha tenido resultados palpables y esa visión se ha convertido en su filosofía de trabajo, la cual extiende al tratamiento de sus subordinados: «No basta con esforzarse, hay que lograr impactos medibles».
Asimismo, considera que con las nuevas generaciones que ingresen al banco hay que dialogar también sobre el compromiso con la institución, que se traduce en el compromiso con la Revolución, pues no se pueden desligar. Agregó, además, que deben tener valentía para disentir. «En economía, banca y finanzas, dos personas nunca piensan igual; debemos exponer nuestro criterio con profesionalismo, pero dentro de la Revolución y hoy hay muchos temas para discutir», reflexiona.
Una familia de genes bancarios
«La ardua rutina, los trabajos a deshoras y mi consagración en esta entidad han estado respaldados, en buena medida, por mi esposa, María de los Ángeles Llorente Garzón, quien labora en el área de Estudios Económicos del Banco Central de Cuba».
«Aquí la conocí, nos casamos y, unido al desarrollo del Banco, también he visto crecer a mis hijas. A la mayor no logré convencerla, pues decidió trabajar en un centro de investigaciones pesqueras, pero la más pequeña hoy realiza sus prácticas universitarias en el Banco de Crédito y Comercio y me siento tranquilo por ella, porque sé que allí hay orden y disciplina".
«Y para cerrar el círculo, mi hermana también es bancaria, por lo que nuestro vínculo con el sector es bien fuerte y siempre estamos intercambiando», agregó.
Lo que queda por recorrer
«En un momento en que, tanto la economía como la sociedad atraviesan momentos difíciles, el Banco no está ajeno a esa realidad. Cuando cruzamos la puerta, a pesar de todas las dificultades, tenemos que venir a dar el máximo, pues nuestra principal misión es tener resultados y es un llamado de la dirección del país. Todo lo que hagamos debe tributar a mejorar nuestra situación actual. No somos el único sector encargado de esto, pero sí podemos aportar nuestro granito de arena».
«El camino que me queda por andar lo haré en BCC o donde determinen, porque yo soy un cuadro, pero me siento orgulloso de pertenecer a esta institución, nací con ella y aquí me formé como profesional».
«Con esa convicción llego aquí todos los días y es lo que trato de inculcarle a mis trabajadores. Esforzarnos y tener resultados en el trabajo esa es la mayor satisfacción que puedes tener».