Cuando habla de tiempos dificiles para Cuba, de días en los que la firmeza se tiene que combinar con la delicadeza, de lo cotidiano que sucede cuando las adversidades parecen que asfixian; entonces aparecen las manos y el pensamiento de nuestras mujeres.
Cuando hace falta decir Sí, cuando los imponderables nos ponen a flor de labios el No, irrumpe entonces la esperanza convertida en palabras de aliento de nuestras mujeres.
Cuando la oficina agobia, el transporte no llega, los presupuestos se extinguen, los enemigos aprietan y nos ponemos rebeldes hasta entre nosotros mismos, desde el fondo de las dificultades surge la lucecita que se va haciendo cada vez más intensa en la medida en que se abre paso> la luz de la esperanza de la mujer cubana.
De eso están hechas ustedes compañeras nuestras de cada día, las inigualables trabajadoras bancarias de toda Cuba: de soluciones cuando todo parece imposible, de oxígeno cuando falta el aire para retomar el paso, de Sí contundentes cuando hay muchos No, de alegría en los recintos más pesimistas, de luz ante las zonas más oscuras del alma.
Te felicito mi compañera en el Día Internacional de la Mujer y sigo haciendo este compromiso incumplido de rendirte homenaje todos los días, porque además hoy tengo que pedirte que nos sigas acompañando, porque irremediablemente, ¿Qué sería de Cuba sin tu optimismo?
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