Este martes 11 de febrero del 2025, se celebra el Día de Internet Segura, una fecha dedicada a promover el uso seguro y responsable de la tecnología y la red. En un mundo cada vez más interconectado, la ciberseguridad se ha convertido en una prioridad crucial para todos los sectores, especialmente el bancario.
Las instituciones bancarias, guardianes de la información financiera y personal, deben estar a la vanguardia en la adopción de medidas de seguridad para proteger a sus clientes de amenazas cibernéticas. Los ataques informáticos, el robo de datos y el fraude financiero son riesgos constantes que requieren de estrategias y tecnologías avanzadas para su prevención.
En este Día de Internet Segura, es fundamental recordar la importancia de la ciberseguridad bancaria y tomar medidas para fortalecerla. Algunas recomendaciones incluyen:
1. Autenticación de dos factores: Implementar métodos adicionales de verificación para acceder a las cuentas bancarias.
2. Actualización constante de software: Mantener siempre actualizados los sistemas y programas utilizados en el entorno bancario.
3. Educación y concienciación: Fomentar la formación continua de empleados y clientes sobre buenas prácticas de seguridad.
4 Monitoreo constante: Utilizar herramientas de vigilancia y análisis para detectar actividades sospechosas.
Al examinar los estudios clínicos acerca de los males fisiológicos que acarrea el uso abusivo de INTERNET, arrojan que un 33% de las consultas pediátricas ya están ligadas a la red de redes. Según un estudio en España a menores de entre 15 y 18 años:
- El 97% tenía teléfono móvil y más del 90% se conectaba a internet.
- El 40% de los entrevistados accedía a fotografías y vídeos de contenido sexual y
- El 20% había difundido imágenes de otras personas sin su consentimiento.
Actualmente, cada vez son más los padres que muestran inquietud por el uso que sus hijos están haciendo del móvil o de internet. Los chicos que tienen conductas adictivas incrementan el tiempo dedicado a las nuevas tecnologías y fracasan al intentar reducir el tiempo de uso, algo que manifiestan con dos características, la agitación y la tristeza, que les pueden llevar a la depresión.
En ocasiones, se encuentran alteraciones como cansancio, tendencia al sedentarismo y la obesidad, dificultades para conciliar el sueño, problemas oculares o migrañas. Otra característica es la pérdida de control, ya que tienen la idea de conectarse a un dispositivo tecnológico un rato, pero al final se les escapa de las manos y le dedican más tiempo del previsto.
Para prevenir estas situaciones, destacan la necesidad de desarrollar una labor por parte de las familias, los colegios y los profesionales de la psiquiatría, la psicología y la pediatría para informar a los menores sobre las ventajas y los inconvenientes de las nuevas tecnologías.
Con información de
"Juntos por una Internet mejor".