15/07/2022
"El euro se encuentra en caída libre y no hay suelo a la vista", aseguran los analistas de Berenberg en una nota publicada este viernes. La divisa única está atravesando una suerte de tormenta perfecta en la que la tibieza del Banco Central Europeo ha pasado a ser un factor secundario. El riesgo de recesión, la crisis energética o los problemas en Italia están siendo los principales conductores del tipo de cambio del euro. Los problemas se acumulan en la zona euro, las soluciones parecen no llegar y el BCE no tiene esta vez una 'varita mágica' para poner fin a esta encrucijada.
La divisa única perdió este jueves la paridad contra el dólar, perforando con creces la zona de soportes en el cruce euro/dólar. La crisis política desatada en Italia llevó al euro a perder más de un 1% frente al dólar y situarse bien por debajo de la paridad. Más tarde, tras el rechazo frontal a la dimisión de Mario Draghi por parte del presidente Mattarella, el euro recuperó el aliento (hoy sube alrededor de un 0,4% contra el dólar), pero el daño está hecho, según los analistas de Berenberg.
La ruptura de esta zona de una forma tan evidente; más los problemas a los que se enfrenta la Eurozona en el corto plazo (recesión, escasez de gas, Italia...); dejan al euro 'vendido' contra el dólar, que funciona como activo refugio en momentos complejos. El BCE no tiene capacidad para evitar esta tragedia que es más económica que monetaria, al menos en el corto plazo. Además, el BCE siempre ha dejado claro que no apunta al tipo de cambio, pese a su evidente impacto sobre la inflación.
"El euro/dólar se encuentra en caída libre y sin fondo a la vista. Hemos dejado atrás la paridad y el precio objetivo de los participantes del mercado está entre 0,98 y 0,90. En general, los factores de carga para el euro son demasiado grandes. La guerra, la crisis energética, la inflación y el BCE pesan cada vez más sobre el euro. Si Gazprom deja de suministrar gas a Alemania después del mantenimiento de Nord stream 1, amenaza con otro fiasco económico y, posteriormente, también social", advierten los expertos de la firma de inversión alemana.
Los economistas de Nomura prevén que el euro caiga a los 0,95 dólares ya para finales de agosto, arrastrado por el precio de las importaciones de gas mientras que los países intentan almacenar una mayor cantidad de esta fuente energética para pasar el invierno. "Un riesgo clave a tener en cuenta es si el Nord Stream 1 reanuda sus operaciones después del período de mantenimiento (11-21 de julio). De lo contrario, será un aspecto negativo adicional que podría empujar al euro/usd aún más abajo", advierten desde el banco de inversión japonés.
El BCE queda en un segundo plano
La supuesta reapertura del gasoducto ruso la semana que viene puede ser el asunto más importante de este mes (o incluso puede que del año entero) para el euro y la economía del Viejo Continente. Tanto es así, que la ansiada primera subida de tipos de interés en una década por parte del Banco Central Europeo podría quedar relegada a un segundo plano. En un solo día, la economía del Viejo Continente y el euro se juegan buena parte de su futuro a corto y medio plazo.
El euro está cotizando con mucha más intensidad los acontecimientos económicos y políticos de la zona euro que los posibles movimientos del banco central. A la postre, lo uno mueve a lo otro. Si la economía entra en una profunda recesión por culpa del gas y las crisis políticas, el BCE podría mantenerse algo menos activo a la hora de subir tipos y retirar estímulos, pues la propia recesión ya haría parte del trabajo 'sucio' a la hora de reducir la inflación.
El día clave para el euro
"El 21 será un día clave, más para las perspectivas de suministro de gas que para el BCE", asegura Kaspar Hense, gerente senior de cartera de BlueBay Asset Management. Mientras tanto, el BCE acelera los trabajos para preparar el lanzamiento del euro digital, una nueva forma de euro que podría hacer más atractiva a la divisa única.
El suministro de gas de Rusia lleva tiempo siendo de solo el 40% respecto a los niveles considerados como normales. Moscú ha reducido los flujos desde principios de este año. Una mayor interrupción podría aumentar la posibilidad de racionamiento antes del invierno, justo cuando está previsto un aumento la demanda de energía. Esto a su vez también pondría en riesgo las futuras subidas de tipos por parte del BCE.
Gerencia de Análisis de la Información