Representantes del Banco Central de Cuba (BCC) formaron parte del proceso de consulta, organizado esta última semana por la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), para dialogar acerca de la implementación del Programa de Gobierno para corregir distorsiones y reimpulsar la economía.
En un escenario económico complejo, marcado por la necesidad de dinamizar y fortalecer el entorno financiero nacional, dichos encuentros con jóvenes universitarios, profesores y dirigentes de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y la UJC estuvieron acompañados, además, por integrantes de instituciones, como el Ministerio de Economía y Planificación, el Ministerio de Finanzas y Precios, así como el Ministerio de Comercio Exterior.

Las primeras sedes visitadas fueron la Universidad de La Habana y la Universidad Tecnológica ‟José Antonio Echeverría” (CUJAE) los días 3 y 4 de diciembre, respectivamente, como antesala de una expedición que abarcará todo el territorio de la Isla con la vista en fomentar la reflexión y el debate sobre las estrategias económicas del país.
Entre los ejes temáticos abordados sobresalieron las transformaciones cambiarias, la futura tasa de cambio y la implicación de El Toque en este engranaje. Acerca de este último, se alertó sobre los graves perjuicios que genera la utilización de indicadores distorsionados para la formación de precios y toma de decisiones, al mismo tiempo que se precisó la necesidad de un mercado cambiario oficial y funcional que retome el control de este indicador monetario.

También se analizó sobre la coherencia del Programa y la coordinación de acciones planteadas en este para proteger a los grupos más vulnerables ante posibles fluctuaciones.
Los jóvenes también se interesaron por cuestiones relacionadas con la inversión extranjera y la exportación de servicios profesionales en el mercado internacional, como fuente dinámica para la inserción de Cuba en la economía mundial, avalada por el profesionalismo, la reputación y las potencialidades de nuestros egresados.

Otro punto de reflexión fue la necesidad de avanzar en la eliminación de gastos innecesarios sufragados por el Estado, la revisión de plantillas laborales en las empresas, la idoneidad de los trabajadores para asumir cada cargo para que los activos que hoy no se ejecutan, de manera eficiente, puedan ser utilizados en renglones más productivos.
Este proceso, aún incipiente, demuestra que las aulas universitarias cubanas pueden ser un termómetro social que permita captar las verdaderas preocupaciones ciudadanas, convirtiéndose, a su vez, en un espacio para generar alternativas viables y construir consensos.
Institucionalizar estos mecanismos participativos, en la implementación del Programa de Gobierno y de futuras políticas monetarias de la mano de los jóvenes, no solo enrumbará el camino a seguir, sino que permitirá el diseño y ejecución de medidas de una manera consensuada que legitime la transformación social y que pueda detectar tempranamente puntos críticos en su implementación.